40 años de clásicos

A las 21 horas en punto y vestido de impecable traje negro y camisa blanca, emergió del escenario. Antes, una pantalla horizontal proyectó un resumen del camino a la fama: desde pequeñito, cuando con su juvenil melena y sus tiernos dientitos separados asomaba como El Sol de México hasta este presente inmejorable. La enorme expectativa por verlo se materializó en localidades agotadas en tiempo récord. A cada una de las 15 mil personas que asistieron al show les entregaron pulseras luminosas tal como sucedió en los conciertos de Coldplay. De este modo, todos formaron parte de la escenografía, que con juegos de luces, un escenario más bajo a la altura del público y una pantalla más grande que las habituales -junto a otras pequeñas arriba y en los laterales- parecían formar parte de un ensamble preciso, en el que cada uno cumplía su rol a la perfección. Entonces, si sobre el escenario primaba el color rosa, en cada una de las pulseras se encendía una luz del mismo color que completaba el cuadro. Y así con cada uno de los temas, en los que se diseñó una gráfica y una impronta diferente que tenga relación con la canción en cuestión. La puesta en escena se llevó aplausos, pero el sonido también fue impecable con una orquesta integrada por tres coristas, cinco vientos, dos tecladistas, guitarrista, bajista, percusionista y baterista que acompañaron con dinamismo al músico y jerarquizaron su set list. En cuanto a la elección de los temas, el show fue un recorrido ininterrumpido de clásicos de sus 40 años de carrera. Tras el puntapié inicial, llegó una seguidilla de éxitos como “Amor amor amor”, “Dame”, “Culpable o no”, “Suave” y “Hasta que me olvides”, entre otros. Y desde allí un esquema perfecto que agrupó temas por género para que nadie se pierda de escuchar su “momento Luis Miguel preferido” a lo largo de las décadas y todos contentos.



Autor:Level Rock FM

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